Etiquetas

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Me gusta

No hay cosa que odie más que llegar a mi casa cansada después de todo el día y tener que ponerme a hacer deberes. ¡Uf! Miento. Mis hermanos han vuelto a meter la mano en mis cajones. Creo que a eso lo odio más aún. Aunque luego en el fondo me cautiva esa risa tintineante que sueltan cuando corro detrás de ellos para echarles la bronca.
Bueno, ahora se supone que me tengo que poner a hacer el Me gusta. A ver: “Me gusta… me gusta…” ¡Pues no sé lo que me gustará, pero lo que sí sé que no me gusta es que no se me ocurra nada para este tipo de cosas! Vale, venga, relájate. Voy a mirar por la ventana, eso siempre me alivia mucho, ver a gente que no conozco de nada pasear por la calle, pensar que no la voy a volver a ver, que ese instante es único… Me encanta.
¡Anda! Ese perro se parece a Pachín. ¡Como me gusta mi perra! Sobre todo cuando se sube a mi cama para despertarme por las mañanas, o cuando ladra a la vecina de la casa de la esquina, siempre me saca una sonrisa.
Voy a cerrar el cristal, fuera hace fresco. Adoro estos días fríos y nublados, le dan a la calle un toque de bohemia que me recuerda mucho al centro de Madrid. Me maravilla perderme por esas callejuelas de la zona de Fuencarral, hacer como que cierro los ojos y dejar que mis amigos me guíen a sólo Dios sabe qué sitio, pasear por Serrano y decir que esa casa es mía, los vagones retros de la línea 6… Me gusta soñar con ese estilo de vida libre y bizarra que todo esto me evoca.
Y ahora que estoy en las nubes se me vienen a la cabeza muchísimas cosas que me encantan, me embelesan y me hacer reír a carcajadas: Los ejemplos tan disparatados de Henar, Xavi, el ensimismamiento que tenemos Inés y yo con nuestro chico Vodafone, animar a Santi durante sus entrenamientos de fútbol, Villa,  picarme con mi primo Dani jugando a la Play, hacer apuestas con Edu y luego ver lo bien que le sienta la camiseta del Barça, girarme en clase, quedarme a dormir en el campo con mis amigos la noche de San Isidro, algunas colonias, soltarme de manos en el Abismo, discutir con Carol sobre catalanes, Johnny Deep, bañarme en mi piscina por la noche…
¡Adiós tranquilidad! Acaban de entrar mis hermanos por la puerta. Ese escándalo me pone de los nervios. Y encima ahora me tengo que limar una uña que se me ha roto y ese sonido me da escalofríos. Para colmo entra mi hermano en mi habitación a devolverme el libro que me había quitado antes del cajón, finalmente el ladrón vuelve al lugar del crimen. Le grito y le echo de malos modos pero antes de que se vaya veo cómo una lágrima se derrama por su mejilla. Me entristece verle llorar. Miro el libro que me había devuelto mi hermano tirado en el suelo.
Creo que yo no tengo cosas que me gustan o no me gustan, tengo personas que quiero, junto con las que disfruto y estoy a gusto, y junto con las que comparto momentos únicos. Son precisamente esos momentos los que hacen que algo me guste, pero sólo porque guardan la esencia y el recuerdo de los buenos momentos vividos con aquellos a los que adoro.
Y ahora voy a tumbarme en el sofá con mis hermanos, a leer los tres juntos el libro que han “tomado prestado” de mi cajón, mientras escucho esa risa tintineante que tanto me enajena.
                                                                                                        12/01/2011